jueves, 17 de marzo de 2011

La mujer vestida de mantilla en Jacarilla

                      Es todo un orgullo para la Corte de Honor Virgen de Belén, poder lucir en la procesión de Viernes Santo mujeres que por su devoción y cariño a la Virgen se visten cada año de Mantilla y se echan a la calle para acompañar en su largo camino a la Virgen de Belén, la Dolorosa, hacia el calvario.
La tradición de las Mantillas ha sido vestirse el viernes Santo, acompañando a Nuestra Madre de Belén en su camino al calvario.
No se puede datar bien el primer año que decidieron salir un grupo de mujeres ataviadas de la tradicional mantilla, pero gracias a aquellas personas hoy todavía queda esa tradición en nuestro pueblo.

La mujer vestida de mantilla se somete a rendir culto, luto y honra a la pasión y muerte de Jesucristo. Las costumbres y vestimentas de la antigua mantilla han cambiado por diferentes modas y por el paso del tiempo, pero hoy en día se intenta que no se pierda esa tradición de la verdadera mantilla.

La mantilla tradicional se compone principalmente por la mantilla, siendo de color negra como señal de respeto y luto en la Semana Santa hacia la muerte de Nuestro Señor. Suelen ser de diferentes tamaños y materiales pero siempre negra. Otro complemento fundamental para una mantilla tradicional es la peineta, que ayuda a realzar la matilla. Suelen tener la forma de una teja y con muchos dibujos calados. El vestido, sin duda cosa fundamental para una mantilla y como es lógico de color negro la telas mas empleadas son el Dámaso o el terciopelo. Deben ir acompañado por zapatos elegantes y negros. Tampoco puede faltar el pequeño detalle del rosario indispensable para la mantilla y también unos guantes de encajes negros.

Con este pequeño resumen de lo que significa y como debe de ir una mujer vestida de mantilla seguimos animando a todas las mujeres que se vistan de mantillas, que acompañen el sopesar de nuestra madre la Virgen María de Belén y que sigan saliendo en procesión la tarde del Viernes Santo acompañando a Nuestra Madre.

Dar también las gracias a las mantillas de año tras año acompañaron y a las que acompañan actualmente a nuestra Patrona, todas ellas han seguido siendo fiel a la Virgen de Belén y la han acompañado enriqueciendo muchísimo la estación penitencial del viernes santo ejerciendo un gran papel en la semana santa de Jacarilla.

Gracias de verdad a todas aquellas mujeres que hacen que no se pierda esta bonita tradición y que este año van a participar en la procesión de Viernes Santo. 

viernes, 11 de marzo de 2011

COMENZAMOS LA CUARESMA

Este pasado miércoles iniciábamos con la imposición de la ceniza, el tiempo preparatorio para la Pascua, la CUARESMA.   
Cuaresma significa "cuarenta" y se aplica a los 40 días de intensa preparación a la fiesta de PASCUA.
 Jesús se retiró durante 40 días. Moisés aguardó 40 días antes de subir al Sinaí. Elías caminó durante 40 días hacia el Horeb. Y la marcha de los judíos por el desierto duró 40 años.  "40" es pues, un número simbólico que expresa víspera, "preparación" intensa de algo importantísimo que, para nosotros, es la PASCUA

 El tiempo de Cuaresma como hemos comentado anteriormente empieza el Miércoles de Ceniza y Domingo de ramos en el que comienza la Semana Santa. En ese período no se canta el "Aleluya" ni se recita el "Gloria" en la eucaristía.
El Miércoles de Ceniza se nos dice: "Convertíos y creed en el Evangelio". La Cuaresma es pues, un tiempo de conversión.
Convertirse significa "volver", "cambiar", "corregir el camino" "Renovarse". El cambio que queremos es pasar del "hombre viejo" al "hombre nuevo". El "Hombre viejo" es el que vive a espaldas de Cristo y del Evangelio. El "Hombre nuevo" es el que sigue a Jesús y vive según el Evangelio. ¿Tú eres un "hombre viejo" o un "hombre nuevo"? Piénsalo bien. Algunos cristianos creen que la conversión es sólo para los paganos y herejes. Y, claro, no necesitan la Cuaresma. Otros en cambio piensan que con no comer carne los viernes o dejar de fumar ya han cumplido... ¡No! Si no hay cambio, no hay Cuaresma. Cuaresma es cambiar de vida.
El Miércoles de Ceniza es día de ayuno y abstinencia. Los Viernes de Cuaresma son días de abstinencia sobre todo a no comer carne.
Ayunar por ayunar no tiene sentido y no hace a la gente mejor... Sobre todo en un mundo en que muchos ayunan, no porque es Cuaresma, sino porque no tienen qué comer.
Abstenerse de comer carne es un signo que tiene su importancia por lo que significa.
El ayuno y la abstinencia son "signos de conversión". No son "la conversión".
El ayuno es signo de que tú:
- Quieres "ayunar de pecados"
- Te solidarizas con los hambrientos.
- Prefieres el pan de la Palabra.
- Frenas el consumismo.
- Quieres compartir lo tuyo.
La abstinencia es signo de que tú:
  Quieres abstenerte del pecado.
- No te comes el pan de los pobres.
- Te "mantienes en forma" por dentro.

Lo que interesa es cambiar el corazón.
La Cuaresma es un tiempo de renovación para la comunidad. O la hacemos todos juntos o no es Cuaresma. Hace Cuaresma: la pareja, la familia, el grupo, la parroquia, la comunidad. Nadie hace la Cuaresma solo, por eso acompaña a Jesús en el VÍA CRUCIS que se realiza en la parroquia todos los viernes después de la misa.
El hombre de hoy es un poco autosuficiente y algo olvidado de Dios. Confía demasiado en la razón y, a veces se cierra a la fe, ¿no te parece?  El hombre de hoy piensa que la Cuaresma es para los "carrozas" y los "carcas": "ya no se estila". Dicen que el hombre de hoy ha perdido la conciencia de pecado. ¿Será verdad que ya no hay pecados?, ¿O será que el hombre de hoy necesita más que ningún otro convertirse?
Lo que pasa es que convertirse es algo complicado. Cuando el hombre de hoy comprenda lo serio que es cambiar de vida y poner en cuarentena el corazón, entonces se dará cuenta que necesita la Cuaresma. El hombre de hoy es el hombre del evangelio, porque el evangelio siempre es de hoy.

 Todos somos hombres de hoy, que necesitamos una Cuaresma de "hoy".